Detección de los trastornos alimentarios: señales de alerta

Detección TCA Con la llegada del buen tiempo, miles de personas (principalmente mujeres jóvenes) empiezan la llamada operación bikini, una carrera obsesiva para alcanzar el cuerpo diez antes del verano, con la intención de no pasar vergüenza en la playa o al lucir ropas ligeras.

Por desgracia, con esta operación bikini se disparan los casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). De hecho, a la vuelta del verano, los diagnósticos de anorexia y bulimia aumentan en las consultas de los psicólogos.

Pero, ¿los casos de TCA se pueden detectar antes de que sea demasiado tarde? La respuesta es afirmativa.

Contextos en los que se puede percibir que algo va mal

Es difícil detectar un TCA, como la anorexia, la bulimia o el trastorno de atracón, justo cuando éste empieza a hacer acto de presencia, pues sus manifestaciones iniciales más visibles pueden coincidir con ciertos comportamientos etiquetados como normales en una sociedad en la que se asocia, de manera absolutamente errónea, el cuerpo delgado con la salud y el éxito social.

Si nos centramos en el contexto familiar, aunque es aquí donde más probablemente aparecen los primeros indicios del trastorno, la tarea de detección puede complicarse como consecuencia de unos padres tan preocupados por su hijo/a que, paradójicamente, llegan a negar la evidencia.

Y es que la sola idea de que un hijo pueda sufrir un trastorno mental puede provocar tal pánico que, en lugar de pasar a la acción buscando ayuda profesional, uno se queda bloqueado. Es entonces cuando, ante ciertos comportamientos patológicos, llegan expresiones del tipo: “son manías”, “es cosa de la edad”, “todas las jóvenes hacen dietas”, “está más irritable porque está en la edad del pavo”…

Estas justificaciones que minimizan y llegan a “tapar” el problema también aparecen en el caso de padres muy perfeccionistas que “no quieren ver” que su hijo/a tiene un problema psicológico grave porque esto implicaría (según sus esquemas mentales) que ellos, como padres, han fracasado… En este punto, debemos matizar e insistir que esto no es así en absoluto. Es necesario derribar estas creencias. Los padres no deben sentirse culpables: los TCA tienen un origen multifactorial, lo que significa que deben darse múltiples causas (biológicas, psicológicas, genéticas y socioculturales) para que aparezcan y se mantengan.

El hecho es que cuando los padres acompañan a sus hijos/as a la consulta del psicólogo o psiquiatra, suelen expresar frases del tipo: “no sé cómo no me di cuenta… mi hija es otra persona… es como si nos la hubiesen cambiado”. Por lo tanto, se deduce que realmente hay indicios, que se van manifestando en el contexto familiar de manera progresiva, que nos avisan de que algo está pasando. Estas señales se pueden percibir siempre y cuando se esté dispuesto a abrir bien los ojos.

Por otra parte, escuela e instituto son entornos donde profesores y alumnos también pueden detectar de manera precoz las señales de alarma y comentarlas entre ellos antes de tomar las actuaciones pertinentes. Lo mismo ocurre dentro del grupo de amistades.

Además, en la ardua tarea de la detección más o menos precoz, tenemos que tener muy en cuenta que la persona afectada de un TCA suele engañarse a sí misma y, por lo tanto, también engaña a los demás. Esto hace que el querer descubrir el problema evitando hacer de guardián o vigilante (roles que nunca debemos tomar) se convierta en un objetivo realmente difícil.

Si la persona afectada nos miente, es importante entender que estas mentiras forman parte del TCA. Son el TCA. Si esta persona no nos engañaba antes de tener estos síntomas y ahora nos damos cuenta de que sí lo está haciendo con más o menos descaro, podemos deducir que estos embustes son una estrategia que le permite esconder sus miedos: estas mentiras no son la persona. Por lo tanto, no la debemos juzgar por ello. Siempre debemos hablar con la afectada desde la tranquilidad (cometido nada fácil), el cariño, la empatía y practicando la escucha activa.

Algunas señales de alerta que deberíais tener en mente tanto en vuestra familia como en la escuela, instituto u otros ambientes son:

Señales relacionadas con la comida

  • Utilización de dietas hipocalóricas o restrictivas sin prescripción médica. Se justifica bajo el pretexto de querer hacer una dieta “más sana”, sin llegar a reconocer que se lleva a cabo con la intención de bajar de peso.
  • Sentimiento de culpabilidad por haber comido en situaciones en las que el consumo de alimentos no ha sido exagerado (no sería el caso, por ejemplo, de una persona que ha consumido grandes excesos de comida en Navidades).
  • Dirigirse al lavabo después de las comidas cuando todo el mundo todavía está en la mesa reposando. Si se le pregunta, se tienen preparadas excusas varias.
  • Preocupación constante en relación a los alimentos: propiedades nutritivas, dietas, calorías…
  • Aumento del consumo de agua.
  • Interés exagerado por las recetas de cocina: se leen, se coleccionan, se cocinan pero no se prueban.
  • Ganas de cocinar y preparar platos, con la particularidad de que se muestra un gran interés en que los tomen los demás y escurrir el bulto (con justificaciones más o menos creíbles) para no tener que comerlos uno/a mismo/a.
  • Comportamientos alimentarios extraños: estar mucho rato manipulando la comida con el tenedor (moviéndola de un lado a otro), realizar siempre los mismos rituales como cortar la comida en trocitos muy pequeños o comer los diferentes alimentos en un determinado orden, esconder comida, etc.
  • En las comidas que sí se hacen, empecinamiento en que los demás coman igual o más que él/ella (nunca menos).

Señales relacionadas con el peso y la imagen corporal

  • Distorsión corporal: se percibe un cuerpo más voluminoso del que realmente se tiene.
  • Miedo o pánico a engordar. A veces se teme llegar a ser obeso/a a pesar de estar muy delgado/a.
  • Utilización de ropa ancha para esconder la pérdida de peso.
  • Pérdida de peso injustificada (la persona está escondiendo aquellas actuaciones que la llevan a adelgazar rápidamente).
  • Provocación del vómito con la intención de adelgazar.
  • Obsesión por pesarse frecuentemente para comprobar el peso o, por el contrario, nerviosismo (incluso pánico) ante la idea de pesarse.
  • Práctica compulsiva de ejercicio físico (normalmente en solitario) con la intención de perder peso y con muestras evidentes de ansiedad en el caso de que no se pueda ejecutar.
  • Ayuno y/o utilización de laxantes o diuréticos sin prescripción médica.

Indicios de cambio en el comportamiento

  • Tristeza, apatía, irritabilidad y cambios de humor.
  • Insatisfacción personal, baja autoestima, quejas constantes en relación a la propia imagen corporal.
  • Atención exagerada hacia los cuerpos delgados, tanto los que aparecen en los medios de comunicación como aquellos que están en el círculo de amistades.
  • Aumento de las horas dedicadas a actividades intelectuales (leer, estudiar…).
  • Disminución de la concentración y del rendimiento (se necesitan más horas de estudio o trabajo para lograr los mismos resultados que antes).
  • Discusiones familiares en torno a la comida.
  • Disminución de las relaciones sociales. Se dan excusas para evitar ir a reuniones sociales que impliquen tener que comer. Pérdida de amistades y tendencia al aislamiento.

Como podéis comprobar existen muchas señales que nos pueden estar alertando de que algo no va bien. Evidentemente, no se dan todas en todos los casos, pues cada persona es diferente y su problema tiene sus particularidades.

Con algunas de ellas basta para empezar a sospechar y tomar las medidas pertinentes para que la persona afectada cuente con la mejor ayuda profesional para quitarse de encima la losa de su TCA.

Acerca de Marta Comadran

Psicóloga (itinerario Psicología Clínica y de la Salud) y Bióloga Sanitaria. Consulta privada de terapia y apoyo psicológico en Mollet del Vallés (muy cerca de Barcelona). También servicio online, en www.martacomadran.com. Tenéis más información en las pestañas "Sobre mí" y "Contacto"de mi blog.
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3 respuestas a Detección de los trastornos alimentarios: señales de alerta

  1. ADAB dijo:

    HE PUBLICADO TU ARTICULO EN EL BLOG DE LA ASOCIACION DE ANOREXIA Y BULIMIA DE CADIZ ya que nos parecio interesante http://www.adabsanfernando.es/blog/ con el correspondiente enlace si quiere que no sea publicado mandanos un email o una llamada y lo quitaremos del blog. gracias

  2. Hola ADAB,

    Gracias por publicar mi artículo. Siempre que publiquen la fuente (como especifico a través de la licencia Creative Commons) no hay problema.

    Saludos

  3. Pingback: Los trastornos de la alimentación: guía práctica | A mal tiempo buena psique

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