La ira

Manejar la ira ¿A quién le gusta relacionarse con una persona que a menudo estalla con reacciones de ira? ¿Cómo se siente la persona que continuamente está atacando a los demás con actitudes agresivas? ¿La ira es controlable?

La ira es una emoción básica y universal que aparece cuando interpretamos que estamos siendo amenazados o frustrados ante un objetivo que queremos alcanzar. Es muy normal y humano enfurecerse en determinadas ocasiones.

Cuando sentimos ira, aumenta el ritmo cardíaco y respiratorio, se incrementan los niveles de adrenalina y se disparan muchas otras respuestas físicas que nos preparan para una respuesta muscular enérgica.

Y es que esta emoción que tiene tan mala fama forma parte de la «respuesta de ataque o huída” –respuesta fisiológica que se desencadena ante la percepción de que nos atacan- y, por lo tanto, nos puede ayudar a salir airosos de determinadas situaciones.

La ira sana

Aunque solemos hacer referencia a la ira como una emoción negativa porque la consideramos desde su vertiente más demoledora, en su justa medida y bajo control, es una emoción sana y beneficiosa tanto a corto como a largo plazo.

En concreto, la ira controlada es positiva porque nos pone en estado de alerta y nos prepara para luchar a la hora de alcanzar nuestros objetivos, ayudándonos a detectar los obstáculos que van apareciendo por el camino y resolver los problemas que pueden hacer peligrar la consecución de nuestras metas.

Por ejemplo, imaginemos al trabajador que está esperando un ascenso, seguro de que se lo van a conceder porque se ha dejado el alma invirtiendo horas y esfuerzos en su labor… más que sus compañeros. Un día llega el jefe y le espeta que no se implica lo suficiente y que están pensando en ascender a otra persona: el hijo de la hermana del jefe, que no destaca precisamente por su grado de compromiso con la empresa.

El trabajador cree que su jefe está siendo muy injusto y empieza a sentirse rabioso y enfadado. Experimenta una ira que le ayuda a ponerse en estado de alerta, analizar qué es lo que ha ocurrido e ir al despacho del jefe a pedirle, asertivamente, que reconsidere su decisión exponiéndole toda una serie de argumentos bien fundamentados que hacen más probable su esperado ascenso.

La ira excesiva y descontrolada

Esta emoción se vuelve negativa y perjudicial solamente cuando se experimenta de manera demasiado intensa, excesiva o descontrolada. La persona que siente ira en este grado, queda dominada por ella, hasta el punto que le resulta muy difícil percibir qué es lo que realmente está sintiendo, pensar y analizar qué puede hacer ante la situación que está viviendo para buscar soluciones… se diría que la persona está ‘secuestrada’ por la ira.

En este estado, el individuo tiene comportamientos impulsivos descontrolados que pueden hacer peligrar aquello que más le importa: relaciones con amistades y familia, trabajo, etc.

Así, si tomamos de nuevo el ejemplo del trabajador, si éste experimenta un exceso de ira en forma de estallido, no va a medir ni sus actos ni sus palabras. Inmediatamente después de las palabras amenazantes de su jefe, explotará llegando a insultar y a amenazar a su superior con gestos violentos. Este comportamiento le pondrá en el punto de mira para un posible despido.

Por lo tanto, podemos deducir cómo la ira puede ser muy perjudicial a corto plazo y cómo puede provocar una gran infelicidad e insatisfacción si se mantiene en el tiempo y en distintos ámbitos de la vida del individuo.

Los pensamientos que desencadenan la ira

Cuando un sujeto tiene una reacción de ira excesiva ante una situación determinada, no es la situación en sí lo que le provoca esta emoción negativa y su comportamiento descontrolado, sino que es lo que se dice a sí mismo a través del pensamiento.

Dicho de otro modo, la ira aparece como consecuencia de nuestro diálogo interno, al igual que ocurre con todas las otras emociones.

En concreto, los pensamientos que anteceden a la respuesta de ira normalmente provienen de una de estas dos creencias irracionales:

1. “Ciertos actos son erróneos o malvados y las personas que realizan estos actos deberían     ser castigadas severamente y tener su merecido, pues son malvadas y viles”

Cuando el individuo tiende a interpretar determinadas situaciones a través de esta       creencia irracional, actúa criticando a los demás de forma agresiva y destructiva, clasifica a todo el mundo como “bueno” o “malo” y trata a los otros como sujetos despreciables y sin valor que merecen ser condenados por actos imperdonables.

2. “Es horrible que las cosas no salgan como a mí me gustaría que saliesen»

El sujeto que piensa a través de esta creencia irracional se enfada de manera desmedida ante cosas intrascendentes. Además, adopta una actitud intolerante y se vuelve inflexible ante los cambios. Por otra parte, aparecen quejas constantes sobre la vida, los demás, su suerte…

¿Cómo gestionar la ira?

Al contrario de lo que muchas personas piensan, la ira descontrolada se puede llegar a manejar exitosamente.

El entrenamiento en detección de pensamientos irracionales y substitución por pensamientos alternativos más realistas y positivos; la confección y uso de autoinstrucciones personalizadas; y el control de la ansiedad a través de diferentes herramientas terapéuticas, son algunas de las muchas técnicas que se pueden utilizar para frenar la ira desmedida y convertirla en una emoción que sea útil para el día a día.

Pero, ¿en qué consisten estas técnicas y cómo se aplican? La respuesta… ¡en próximos posts! 😉

Acerca de Marta Comadran

Psicóloga (itinerario Psicología Clínica y de la Salud) y Bióloga Sanitaria. Consulta privada de terapia y apoyo psicológico en Mollet del Vallés (muy cerca de Barcelona). También servicio online, en www.martacomadran.com. Tenéis más información en las pestañas "Sobre mí" y "Contacto"de mi blog.
Esta entrada fue publicada en Inteligencia Emocional, Modelo cognitivo-conductual y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

8 respuestas a La ira

  1. claudia dijo:

    Muchas gracias¡¡, correspondo a este eneatipo de la Ira, pero lo trato de controlar

  2. Hola Claudia,

    Gracias a ti por tu comentario.
    Dices que intentas controlar la ira: se trata de aprender a sentirla y expresarla de manera que la puedas manejar (y que no se traduzca en agresividad/violencia), sin tener que anularla totalmente ya que, como comento en el post, tiene su parte ‘positiva’.

    Saludos

  3. podi dijo:

    Y, ¿se puede controlar la ira durante lo que se llama «un atque de ira» o arrebato? Hay veces en las que no poniéndose a la altura del iracundo impedimos una total explosión del mismo pero otras veces, en otras personas, es como que se van acelerando aún más (a algunas personas una pequeña discusión de «alto tono» pero a la par, hace que la cosa se desinfle rápidamente y otras veces, cuando el interlocutor permanece tranquilo, el «nervioso» es como si fuera autocalentándose al no encontrar en el otro una rápida válvula de escape.
    (aunque lo normal suele ser lo contrario; no colaborar en la discusión desmesurada del «cabreado» suele contribuir a que éste no tenga con quién discutir).

    podi-.

  4. Hola Podi,

    Durante el «ataque de ira» la persona que lo sufre no se puede controlar, en el sentido de que no es capaz de analizar lo que está ocurriendo… está fuera de sí (hablo de situaciones en las que realmente hay una fuerte explosión emocional).

    Es por esto que en terapia psicológica se intenta entrenar a la persona que tiende a tener estas reacciones de ira descontrolada para que sea capaz de evitar que se precipiten (aplicando una serie de técnicas que harán que controle sus pensamientos y emociones) o de frenarlas justo cuando estén empezando. Una vez han empezado, que vayan a más depende principalmente de la otra persona (de lo que tú llamas el interlocutor).

    ¿Qué puede hacer “el otro” para frenarlo? Se tendría que analizar cada caso porque de nuevo (la ira no es ninguna excepción) cada persona, cada situación y cada tipo de relación es un mundo y las pautas a seguir serán unas u otras en función de estos y otros factores.

    Te iba a dar algún ejemplo de técnica pero pienso que no sería adecuado a no ser que me extienda explicando excepciones, para qué casos son útiles, etc. (¡mejor lo dejo para futuros posts!). Y es que hay técnicas que van muy bien para unos casos y que son incluso contraproducentes para otros. Así, por darte un ejemplo claro, las pautas que se pueden aplicar para situaciones de reacciones con ira intensa pero sin riesgo de violencia física pueden ser contraproducentes para casos en los que la agresividad verbal puede ir acompañada de maltrato físico.

    Saludos

  5. Josie Sánchez dijo:

    Ojalá que en las técnicas de que nos hables nos ayuden para aplicarlas con los niños, tengo uno de diez años que explota gritando y diciendo tonterías ante la frustración de que las cosas no son como quiere.

  6. Hola Josie,

    Gracias por tu comentario.

    Lo primero que hay que hacer, y más en un niño, es empatizar con él. Es decir, entender que para él lo que dice no son tonterías… quizás es «el fin del mundo». Además, explota así porque todavía no ha aprendido a expresar su frustración de otra manera. A partir de ahí, se pueden aplicar determinadas pautas y técnicas.

    Soy psicóloga especialista en adultos, por lo que, las técnicas que aplico (las que explicaré en un futuro post) van dirigidas a mayores de 18 años. En niños es bastante diferente, aunque seguro que puedes extraer algo que te sirva.

    Saludos

  7. Judith dijo:

    Buenas! Mi hermano tiene mucha ira acumulada que siempre paga con los familiares, lo malo es que siempre es incapaz de controlarse y no se sabe cuando vendrá, un momento esta feliz y al siguiente te grita y se enfada por cualquier razón.Tampoco se le puede llevar a psicólogo, pues cuando se lo propones se enfada a un nivel extremo. Que me podrías recomendar hacer? Siento como cuanto mas tiempo pasa me enfadado esta con el «mundo».

  8. Hola Judith,

    Tu consulta precisa de un asesoramiento personalizado. Al ser este espacio un blog, por aquí solamente puedo (a parte de colgar mis artículos) dar pautas generales.
    Si quieres que te envíe un mail con consejos, asesoramiento, pautas personalizadas (adaptadas al caso de tu hermano)… me puedes contactar a través de mi web profesional martacomadran.com
    Allí tienes toda la información sobre el precio del servicio, qué pasos seguir (básicamente te pediría que me enviaras más información sobre la situación que me comentas, para poder ayudaros de la mejor manera posible), etc.

    Saludos

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s