¿Eres excesivamente perfeccionista? ¿Quién no conoce al estudiante que se siente insatisfecho y triste por haber sacado un notable en lugar de un sobresaliente? ¿Quién no conoce a la trabajadora que repite su tarea reiteradamente, invirtiendo el tiempo que haga falta aunque le vaya la vida en ello, hasta reconocer que ha salido “más o menos” bien?
La persona con un perfil de personalidad perfeccionista está constantemente buscando la aprobación de los demás, muchas veces sin ser consciente de ello. Esta necesidad de aceptación provoca un gran malestar a muchas (no todas) de las personas con este perfil, ya que intentan llegar a la excelencia en su rol de padre, amigo, trabajador o hijo, bajo la creencia irracional de que este esfuerzo es necesario para ser aceptado y querido. A su vez, exigen la perfección a las personas de su alrededor. Así pues, tienen unas expectativas tan altas que el cumplirlas se hace difícil, por no decir imposible, de manera que sienten que fracasan continuamente. Este sentimiento de fracaso, de no alcanzar la perfección, puede provocar gran insatisfacción, inseguridad e, incluso, ansiedad.
Ventajas e inconvenientes de tener este perfil
Las personas que tienen este perfil de personalidad son muy prudentes y piensan bastante lo que van a decir o hacer, sin ser nada impulsivas. Además son responsables, perseverantes ante las dificultades e intentan hacer las cosas muy bien, de manera que se convierten en excelentes trabajadores para determinadas empresas, en padres “diez», en parejas comprometidas y amigos incondicionales.
Sin embargo, en contrapartida, se pueden bloquear ante los imprevistos mostrando una fuerte rigidez y dificultades de adaptación. Además, les cuesta delegar responsabilidades, de manera que asumen tareas que no les corresponde, lo que puede crear conflictos.
Regulación del perfeccionismo
Para gestionar tu tendencia perfeccionista de manera que no interfiera en tu vida, puedes probar a seguir alguna de estas pautas:
- Analiza tu perfeccionismo: busca las creencias irracionales que hay subyacentes y cuestiónalas. Por ejemplo, si te das cuenta que buscas la aprobación de los demás a través de mostrarte perfecto, pregúntate qué valor tiene realmente para la gente de tu alrededor el que tú seas tan exigente. ¿Realmente te quieren por tu búsqueda de la perfección? ¿O te quieren porque eres cariñoso, generoso, amable, comprensivo…? (busca las virtudes que hacen que los demás te valoren)
- Analiza qué ha contribuido a tu perfeccionismo: ¿Has sido recompensado por ser perfeccionista? ¿Has sido castigado por cometer errores o por no hacer las cosas del todo bien? ¿Has acabado imitando a personas de tu alrededor que tienen un estilo de personalidad perfeccionista?
- Introduce en tus tareas diarias pequeños errores y analiza, a continuación, qué efectos tiene el no ser perfecto. No se trata de hacerlo todo mal, sino de no intentar hacerlo todo perfecto y evaluar las consecuencias a través de las evidencias… ¿Las personas de tu alrededor han dejado de valorarte o quererte?
- Márcate objetivos realistas: no te dejes llevar por expectativas que no se van a cumplir.
- Cambia tus hábitos de comparación: deja de compararte con referentes y modelos de conducta irreales. Deja también de compararte sólo cuando las cosas te salen mal.
- Intenta ser más espontáneo: haz un regalo sorpresa a tu pareja, no pienses tanto antes de decir las cosas, déjate llevar por las emociones alguna vez…
En definitiva, entrenándote puedes gestionar de manera positiva tu tendencia al perfeccionismo, potenciando tus habilidades sin llegar a sentir la presión que la búsqueda de la aprobación de los demás puede llegar a generarte.
Y el consejo que nunca me cansaré de repetir: si intentas rebajar la tendencia perfeccionista y no lo consigues, creándote ésta un fuerte malestar, siempre hay profesionales que te pueden ayudar a través de una intervención psicológica que se adapte a tus necesidades.