Seguir una rutina diaria de manera excesivamente rígida y obsesiva puede darte una falsa sensación de seguridad, que no te deja avanzar y que puede ir acompañada de una gran desconexión de tu entorno. Con la intención de controlarlo todo, lo que ocurre es que, en realidad, dejas de controlar.
Si es tu caso, abre bien los ojos, haz algún cambio por pequeño que sea, intenta ser más flexible, lucha contra el destino o, mejor aún, crea el tuyo propio y… ¡toma las riendas de tu vida!